Etiquetas

sábado, 2 de abril de 2011

El Guarro Jefe del Hayedo.

Un fin de semana completito, era el primero de Diciembre del 96.Habiamos estado cazando el sábado en El Tamaral, reconocida finca de Puertollano. Llegamos justo a la hora de la cena, nos recibieron, Siso y Marta, tan agradables como siempre, y Pablo propietario de la finca y anfitrión. Presentaciones y a degustar una magnifica cena, amenizada por todo tipo de comentarios y anécdotas,  después al calor de la buena charla entre amigos y disfrutando del pabellón de caza de la casa, hicimos sueño tras casi tres horas de viaje, nos enseñaron nuestra habitación y a dormir con la mayor ilusión en el día siguiente.
Cazamos acompañados por Antonio e Isabel, una montería que organizaba Siso, bueno el día en lo que se refiere a la caza estuvo bastante flojo, aunque tuvimos suerte y Antonio abatió un bonito venado de 12 puntas, yo no tuve  oportunidad de disparar, pero como era montería con garantías, tuve luego la suerte de conseguir un bonito Muflón a rececho a final de temporada.
Partimos a media tarde hacia casa, y llegando a Madrid, recibí una llamada de mi padre, que me comunicaba que el domingo nos habían invitado unos amigos de Jadraque a uno ganchitos en Cantalojas, o sea que dejamos el venado en mi casa y Antonio e Isabel, acercarían a Noelle, hasta casa de sus padres, ya que les pillaba de camino hacia la suya.
Me costó mucho levantarme de la cama, bueno les costó a mi padre y hermano el sacarme de ella. Había que ir a recoger a Vale, que se había apuntado a ir con la cámara de video.
Llegamos a Jadraque en torno a las nueve, allí nos esperaba “El Tarra” y toda su cuadrilla, que gente más maja, tomamos unos cafés y nos fuimos para Cantalojas, donde era la junta. Tomamos unas migas sin prisas, y nos repartimos en los todo terrenos hacia la mancha, no hubo sorteo, el guarda nos iría colocando según le fuese pareciendo.
 Llegamos a unos barrancos y allí en un alto nos colocamos cerrando la huida por la cuerda, que sitio más bonito, desde la parte alta dominábamos unos grandes claros verdes poblados de gayubares y algunos enebros, retamas y brezos, salpicados por algún furtivo tejo, y más abajo se abría la inmensidad del Hayedo, que maravilla.
Soltaron los perros, y mientras levantaba la niebla, pudimos observar varias carreras de corzos  por el pecho de enfrente, al rato remataban las rehalas sin novedad.
Nos fueron llamando los compañeros, y nos dispusimos a dar otro barranco, en la otra vertiente de la sierra.
Dejamos los coches y empezamos a colocarnos, al llegar a una vaguada el guarda paro y nos pregunto qué armas llevábamos, mi hermano que iba con mi Ruger del 44, se colocaría un poco más adelante, donde empezaba a espesar el monte. Yo que cazaba con un 7 mm, ocuparía un puesto con el tiro más largo, y mi padre y Valeriano irían más abajo, en lo espeso, era lo más indicado puesto que estos llevaban la superpuesta de mi padre.
Ya colocándonos, el guarda nos comento que en esos barrancos tenia localizado un guarro que parecía un Elefante, era el más grande que había visto por estas sierras, y que incluso un día pudo grabarlo en video. Bueno después de unas furtivas sonrisas por el dato, me coloque en mi puesto, cargue el rifle, ajuste el visor, me señale con mi hermano y mi padre, y ya con todo preparado me dispuse a disfrutar de aquel paisaje que tenia a mis pies.
Al rato ya se oía el motor de los coches que llevaban las rehalas, pararon frente a mí a la derecha, y empezaron a soltar, que algarabía de perros, no había muchos pero todos ladraban y corrían alrededor de los remolques mientras los perreros se pertrechaban y empezaban a batir.
La mano iba por enfrente de nuestros puestos y hacia la izquierda, se veían los perros, blanquear entre los rebollos, y de pronto desaparecieron todos en el fondo de un pequeño regato, se hizo el silencio y al momento, ladrando de parada, anunciaban que había un guarro aculado. Deje de oírles por un momento, y al instante pude ver el guarro, que tranquilamente ascendia hacia mi derecha, seguido a mucha distancia de los perros, estos, se ve que ya habían recibido e iban a una distancia prudencial del guarro, hasta que un par de mastines, que venían rezagados, dieron con el e intentaron el agarre, enseguida vino el grueso de la rehala, pero se lo pensaron dos veces al ver como salían por los aires aquellos valientes mastines, no lo había visto nunca dos perros de más de 30 kg, volando como si se tratara de unos simples peluches.
El guarro confiado y con las crines erizadas, les fue ganando terreno y acercándose a mi postura, momento que aproveche antes de taparse con unas matas para enviarle un disparo con la peor intención, salí corriendo en la misma dirección que el guarro , ya que al tiro había dejado de verlo, los perros venían despistados, y pensé que iba a volcar al otro lado del barranco, pero mientras corría me advertí ruido debajo de mi y en dirección al fondo del barranco,  ahí iba el guarro rompiendo monte hacia el fondo del barranco y a no más de 70 u 80 metros, pude meterle otro balazo en las costillas que dio por fin con el guarro en tierra, después de una inverosímil  voltereta.
Los gritos de mi hermano y mi padre, me confirmaron que el guarro estaba muerto, y ya más tranquilo, me percate de la llegada de los perros y tras ellos  dos perreros a todo meter.
Reunido ya con mi hermano, se acerco Valeriano y me pregunto, ¿vamos a verlo?, a lo que conteste afirmativamente. Empezamos a bajar hacia donde oíamos el regruñir de los canes, tardamos unos minutos en bajar por la selva de maleza que encontramos y cuando llegamos, vemos el guarro rodeado de perros y el perrero en pie con el cuchillo aún chorreando sangre, y le pregunto ¿Qué haces?, y me dice, si no llego me mata a media rehala, me quedo un poco extrañado, me acerco y le veo la boca al guarro, y entonces le digo que el guarro ya estaba muerto cuando llegaron los perros, a lo que me saltan los dos como energúmenos que el guarro no tenia tiro, y viendo el guarro me fijo que le habían abierto desde el codillo hasta la cruz, y les pregunto¿ y esto? ¿Qué pasa, que rematáis con un hacha?, el guarro le he matado yo, y les explique inocentemente como al tirarle el primer tiro, el cochino había cambiado de dirección tirándose hacia al fondo del regato y que fue en ese momento cuando le vi rompiendo monte por debajo de mi, que le dispare por segunda vez, y que al tiro pego una voltereta para no levantarse ya más. Aun me dijeron que” la voltereta seria por que el guarro se habría tropezado” , ese comentario me mato, y les pregunte¿ qué cuántos guarros enteros habían visto dar volteretas entre el monte? mientras le daba la vuelta al guarro y al agarrarle de la mano derecha le vi el tiro, enseñándoselo les dije mirar aquí está el primer tiro, y el segundo es el que habéis tratado de tapar al abrir  al cochino. El más joven me increpo aunque ya sonrojado y me dijo “eso se lo ha hecho un perro”, a lo que levantándome como un resorte le dije “Un perroooo, pero que me estas contando, me cago en la ….”.
El más mayor agachando la cabeza, cogió del brazo al chaval, y me dijeron que tenía razón que el guarro venia pegado, me pidieron disculpas, las cuales acepte, y marcharon a recoger los perros, sin siquiera parar a comer ni a cobrar por el día.
La odisea empezaba después, fueron llegando los compañeros que no paraban de felicitarme al ver el guarro, mientras con la ayuda de Valeriano eviscere al jabalí en el mismo sitio, aprovechando el agua del regato, y después del avió y de las fotos a subirlo, tarea que no fue nada fácil, pero gracias a la camaradería de aquellas gentes y turnándonos entre 8, pudimos acercarlo hasta donde “el Tarra”, había acercado el coche.
Llegamos al pueblo, bajamos el guarro del capot del Mitsubishi, y lo pusimos en la plaza frente al bar, no dudaron en pesarlo con la romana y dio un peso ya eviscerado de 120 kg.
Pasamos a comer, en vez de un ganchito parecía que estábamos de boda, vaya comida que tenían preparada los amigos, migas del desayuno, judías pintas con chorizo, muchos platos de ensalada, queso ,jamón, chorizo y hasta langostinos cocidos, y todo por 5.000 Pts.
No tarde en comer y salirme junto a mi guarro, después de la jugada en el monte no me extrañaba salir y encontrarme el guarro sin cabeza.
Hasta la fecha es el guarro más grande que he matado en España, lástima que tuviera el colmillo derecho roto, aun así dio en la Junta de homologación  108 puntos, aunque para mí los puntos lo tienen el lance y sobre todo el compartir con amigos ese gran día.
Dedicado a la memoria de mi gran amigo D. Antonio Sanz Sanz, Q.E.P.D.

Amigo Antonio allí donde estés, te mando el más fuerte de mis abrazos y te doy las gracias por todos los buenos momentos que echamos en el monte, y sobre todo por tus sabios consejos.
Gracias Antonio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario